Regresamos de México el jueves veinticuatro de diciembre.
Las vacaciones siguieron su curso con pequeñas discusiones, pero al menos Martin cumplió su promesa de no pelear con Daniel, aunque tampoco era como si yo hubiera dejado las cosas al azar. Me adueñé de su tiempo, lo cual, siendo sincera, no era algo difícil de hacer tomando en cuenta que ambos disfrutábamos de nuestra compañía.
—¿Lista para la cena?—me preguntó mi madre a través de la puerta de mi cuarto—No queremos hacer esperar a la familia Hogan.
Era finalmente treinta y uno de diciembre y la familia de Martin había invitado a la mía a festejar el año nuevo. Mis tíos y tías, primos y primas, además de mis abuelos, estaban invitados. Todos se habían quedado en casa desde el veinticinco de diciembre. Nos habríamos quedado todos en la casa de mi tío Ben, que era mucho más grande y tenía cuartos suficientes para que al menos fuesen cuatro—o máximo cinco—personas por cuarto, pero mi madre abrió su gran boca sobre mi relación con Martin, así que la abuela Claire se empeñó en conocer a mi “futuro esposo”, por lo que hubo cambio de planes y todos se trasladaron a Orlando, en lugar de California, donde mi tío Ben vivía con su esposa, la tía Angeline y mis primos, Chad—de diez años—y Wendy—de once.
—Date prisa, Alice, no queremos hacer esperar a tu novio—dijo Chad en tono burlón, con quien estaba compartiendo cuarto, además de Wendy, Sacha, Irma, Andy y Jake, mis otros primos por parte de otros tíos.
Irma y Sacha eran hijas de la tía Mary. Andy—el más joven de todos los primos con solo ocho años—era hijo del tío Bernie y la tía Trudy—ella fue quien me regaló los tenis—, Jake era hijo del tío Donald y la tía Claudia.
Mis tíos durmieron apretados en la habitación de mi madre, mientras que los abuelos—Noa y Claire—se quedaron muy cómodos en la habitación de huéspedes. Acordamos que sería así porque eran los más viejos, aunque nunca hicimos esa separación en la casa del tío Ben, lo que se me hizo injusto ya que fue idea de la abuela y ahora por su culpa estaba compartiendo habitación con Chad y Andy, quienes manoseaban, desordenaban y sacaban mi ropa interior de su lugar.