jueves, 21 de abril de 2011

Capítulo 6.- Justo cuando pensé que las cosas no podían estar mejor...

Me desperté temprano en la mañana, aproximadamente a las ocho. Me levanté y fui a ver si mi madre estaba en su cuarto.
Estaba dormida aún con la ropa de trabajo. Debía haber llegado tarde.
Fui al baño y de paso me observé el cuello en el espejo. Todo lo rojo había desaparecido.
Tomé un baño y lavé mis dientes. Me vestí con la ropa que usaba siempre para estar en casa, con un pantalón de mezclilla entubado y viejo y una camisa de color blanco y sin mangas que me quedaba muy floja.
Decidí que era hora de lavar mi ropa, así que fui a mi habitación y tomé el bote de la ropa sucia, luego me encamine hacía el cuarto de lavado y separe los colores claros de los oscuros.
Mientras esperaba a que saliera la primera carga de ropa fui a desayunar algo. Mamá bajo las escaleras cuando yo estaba terminando mi comida.
—Hola, Al. ¿Cómo te fue ayer con lo del proyecto?—me preguntó mientras se preparaba un café.
—Ah… Bien, terminamos todo.
—Que bien. Por cierto, tu amigo Martin, es muy guapo—me dijo alzando las cejas mientras le daba un trago a su café.
—Sip, trae a todas las chicas de la escuela locas junto con Alex—le dije sonriendo.
Ella soltó una ligera y despreocupada carcajada.
—Cierto, ese Alex también es un guaperas.
Sonreí.
Me levanté de la mesa y dejé mi plato en el fregadero.
—Alice ¿a ti que chico te gusta?—me preguntó repentinamente mi madre.

miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo 5.- Es increíble como algunas partes de mí cambian de opinión...

El sonido de mi alarma me despertó a las seis de la mañana. Me levante y fui al cuarto de mi madre. Ella estaba acostada aún con la ropa con la que había salido ayer a las seis. Me acerqué y la tapé con la cobija. Activé su alarma para que la despertara a las ocho porque a las nueve tenía que estar en la escuela donde trabajaba.
Fui al baño y me lavé los dientes y la cara, luego volví al cuarto de mamá y busqué algo de ropa. Él día era soleado y caluroso, así que elegí una blusa color amarillo y sin mangas y una mini falda de mezclilla. La mini falda no me quedaba muy corta así que decidí que no necesitaba mallas—solo me puse un blúmer—, además serviría para broncearme un poco, ya que últimamente estaba muy pálida para vivir en Orlando.
Me di una última mirada en el espejo, todo estaba bien a excepción de mi cabello que como siempre estaba hecho una maraña. Al menos había intentado cepillarlo.
Salí de la casa escuchando mi iPod y con la chamarra de Alex en el brazo. Estaba recordando como actuaría con Martin, en el plan que había formulado escuchando a las dos vocecitas de mi cabeza.
Actúa normal, pero deja todo claro. Actúa normal, pero deja todo claro… me repetía a mi misma constantemente. No es que fuera muy aprensiva, pero trataba de apegarme a mi plan, ya que la mayoría del tiempo me pasaba que, hacía los planes y en el momento de llevarlos a cabo me dejaba llevar por la emoción de la situación y terminaba, o improvisando, o modificando absolutamente todo mi plan.
Llegué a la parada del autobús y, como casi toda la semana anterior, Martin ya me esperaba; tenía expresión preocupada y de culpa. No pude evitar rechinar los dientes al verlo.
Al menos se nota que se arrepiente.

Capítulo 4.- A veces uno se da cuenta de que su situación no es tan terrible...


Me desperté a las ocho de la mañana. Estaba ansiosa porque Rachel llegaría pronto.
Desayuné, en compañía de mi madre.
—Ah… mamá, por cierto ¿si recuerdas que dentro de un rato llegará Rachel?
—¿Aja?—me dijo mientras tomaba un trago de jugo de naranja.
—Bueno, es que planeábamos salir—le dije, insegura sobre lo que me preguntaría.
—¿A dónde piensan ir?—me dijo tranquila.
—Pues, al cine—dije con indiferencia, tratando de ocultar el nerviosismo de mi voz.
—Hm… ¿Y van a ir ustedes solas?—¿Por qué tiene que preguntarme eso? Pensé.
—No, de hecho un chico de mi escuela que conoce a Rachel nos invitó—mentí.
—¿Y tú lo conoces?—me preguntó.
—Sí… va en el mismo salón que yo.
—¿A qué hora salen?
—A las ocho.
—Está bien—dijo después de pensarlo un momento—. Solo cuídate mucho.
Suspiré. Lo peligroso había pasado ya… En ese momento sonó el timbre. Me levanté de la mesa y puse mi cuchara y mi plato en el fregadero. Fui a abrir la puerta.
—¡Hola!—me dijo Rachel mientras me abrazaba—¡Te he extrañado mucho, mucho, mucho, mucho, muchoooo…!

martes, 19 de abril de 2011

Capítulo 3.- Vamos a ver...

Al día siguiente, después de bañarme fui al vestidor y elegí a conciencia mi ropa, sabiendo que iba a pasar el receso con Alex. Al menos le iba a dar competencia a la zorra.
Era poco lo que tenía, pero elegí una playera azul marino entallada y unos pantalones cortos de mezclilla. Luego de vestirme fui al espejo para ver si podía hacer algo con mi peinado. Definitivamente era una batalla perdida, como lo había sido toda mi vida. Mi cabello siempre ha sido indomable. Lo tenía muy largo. Quizá ya va siendo tiempo de que me lo corte, pensé. Opté por cepillarlo; al menos mientras estuviera húmedo se vería lacio y peinado.
Me despedí de mi madre y camine hacia  la parada del autobús. Era miércoles, el tercer día desde que entre a la prepa.
El miércoles era mi día favorito de la semana porque estaba en medio de todos los demás días. Quien iba a decir que mi día favorita de la semana, sería el primer día de mi sufrimiento.
Al doblar en la esquina, para esperar al autobús, me sorprendió ver a Martin esperándome.

lunes, 18 de abril de 2011

Capítulo 2.- ¿No estaría mal tener amigos?

Esa misma noche, hable con Rachel. Platicamos sobre como había sido nuestro primer día de clases.
—No puedo creerlo—me dijo después de que lo comenté lo de Martin—, así de directo es el chico. ¿Qué no tiene vergüenza?
Nos carcajeamos porque sonó como abuelita.
—Y dime—dijo después de habernos calmado—. ¿A ti no te gusta para nada?
—Rachel—le dije en tono de clara desaprobación—, como podría pensar siquiera en eso, si estoy aún suspirando por Alex.
—Hay amiga, no sabes como me duele escuchar eso, me siento terrible por no haber estado contigo hoy…
—No te preocupes, de todas maneras es algo a lo que me tenía que enfrentar sola—se me quebró la voz en la última palabra por la tristeza que me producía el encontrarme literalmente tan sola.
—Pero tampoco es que tengas que estar así. Yo se que no estas bien emocionalmente pero, ese hecho no significa que no puedas empezar de nuevo—me dijo algo insegura, supuse que por la reacción que esperaba que yo tuviera.
—¿A que te refieres?—le pregunté.
—Bueno—prosiguió—, ese chico, Martin ¿es apuesto?

Capítulo 1.- Mi cruel vida

Y vi mi fin acercarse… con cada centímetro que la luz venía hacia mis pies, que me exponía ante quien intentaba hacerme daño, entonces la luz se incremento hasta segarme y todo se volvió blanco, de repente desperté y me di cuenta de que solo era otra de mis pesadillas.
Pero no había pesadilla que se comparara con mi realidad.
Me llamo Alice Miller, mido 1.62, soy delgada—un poco flaca y plana—, de tez clara—más bien pálida—, cabello castaño claro, largo, ondulado—aunque más bien rebelde—y ojos casi negros.
Digamos que al momento de despertar de mi “thriller” me di cuenta de que, a pesar de ser un sueño bastante aterrador —producto de poca imaginación pero si muchas películas de terror—lo prefería infinitamente, sabiendo que era mejor sufrir eso, que a fin de cuentas era menos doloroso, que lo que sentía mi corazón en ese momento.
Me quedé despierta hasta que sonó el despertador, anunciando que eran las cinco y media de la mañana y que debía de pararme, darme una ducha, vestirme—por primera vez en mi vida sin necesidad de un uniforme para ir a la escuela—e ir a mi primer día de preparatoria.