Desperté con la poca luz que se colaba a través de las cortinas cerradas y vi que estaba totalmente sola. La cama de Rachel estaba hecha y había una nota sobre una de las almohadas, decía:
Alice, no quise despertarte. Salí a recorrer la ciudad con Austin. ¿Puedes creerlo? ¡Me invito y está buenísimo! En fin, nos vemos después. Hay comida en el cuarto, cortesía de servicio a la habitación. Los padres de Martin están en la playa y su número está al final de la hoja, por si necesitas algo. Te quiero y nos vemos. Deséame suerte con el chico… Besos. Atte. Rachel
Suspiré después de haber leído la nota. ¿Ahora qué?
Salté hasta el carrito de comida que estaba a un metro de mi cama y comí lo más rápido que podía. Después, sabiendo que no podría hacer nada con mi tobillo aún doliendo, tomé el teléfono que estaba en la mesita de noche y marqué a la habitación de Martin.
—¿Hola?—contestó la voz de Carlos.
—Hola, soy Alice.
—¡Ah! ¿Qué hay?—me preguntó con voz aguda. Puse cara rara por el nerviosismo en su voz, aunque sabía que no podía verme.
—¿Qué te pasa? Te escuchas raro—le pregunté.
—Nada… Es que acabo de despertar y… en las mañanas siempre tengo mucha energía—dijo con rapidez.
—Hm… Está bien. ¿Y de casualidad está Martin?—le pregunté, decidiendo que sus cosas no eran mi problema.
—No… es decir, sí. Es que salió—me contestó inseguro.
Fruncí el entrecejo y entrecerré los ojos con sospecha.
—Aja… ¿A dónde salió?
—Al baño.
—Tienen baño en su habitación, Carlos.
—Me refiero a que se está bañando, no salió, solo se está bañando.
—¿Entonces está bien si voy a visitarlos?—le pregunté, casi como si fuera un reto, aprovechándome de que él no sabía que no podía hacerlo debido a mi tobillo.
—¡No! Es que… estamos desnudos. Sí, eso es—dijo casi con alivio.
—Tú y Martin están desnudos en un cuarto—dije echándome a reír.
—¿Qué? ¡No! ¡¿Qué cosas dices?!—gritó alejándose del auricular.
—Tranquilízate, solo deja de inventar cosas y dime qué ocurre—le dije respirando profundo y dejando de reír.
—Lo siento, tengo que irme ahora—dijo de repente—. Te veo luego, Al.
—¿Qué? No, espera—intenté decir, pero ya había colgado.
¿Qué está pasando?